
Hace tan sólo unos meses el COVID-19 irrumpía repentinamente en nuestras vidas, generando una incertidumbre que nos hace vivir cada minuto con gran intensidad, de tal forma que podríamos empezar a hablar del Consejo B.C. (“Before COVID”) y del Consejo A.C. (“After COVID”).
Esta pandemia ha afectado de lleno al mundo corporativo y a los Consejos de Administración. Hasta marzo de este año, los consejeros estaban focalizados en la aprobación de sus planes estratégicos a largo plazo, en garantizar el mejor talento en su CEO, en la identificación de riesgos y en la implementación de medidas para garantizar la ciberseguridad.
Desde entonces, la agenda del Consejo se ha revolucionado. Para empezar, los Consejos han tenido que reunirse con mayor frecuencia y a distancia, siendo necesario cambiar sus Reglamentos y adoptar nuevas tecnologías para mantener las reuniones y recibir la documentación con seguridad. Ha sido necesario revisar los planes estratégicos recién aprobados para definir nuevas iniciativas con las que hacer frente al impacto de esta crisis sanitaria.
Con el fin de garantizar la seguridad de empleados, directivos y del propio órgano de Administración, los planes de continuidad de negocio y gestión de crisis han sido también objeto de análisis y discusión en las reuniones del Consejo. Adicionalmente, los Consejos han dedicado tiempo a la supervisión de la gestión de los recursos financieros, preservando la caja y minimizando costes, y a asegurar medidas de protección efectivas frente a ataques de ciberinteligencia.
Es importante destacar el hecho de la alta liquidez existente en los mercados, que en algunas ocasiones ha podido suponer una amenaza ante posibles tomas de participación significativas por parte de inversores no deseados, lo que ha llevado a algunos Consejos al diseño de estrategias de defensa.
Durante todo este proceso, ha quedado patente que una comunicación transparente entre accionistas, consejeros, directivos, empleados y clientes ha sido y será, el factor clave para superar, desde el Consejo, cualquier tsunami económico al que tengamos que hacer frente.